jueves, 3 de noviembre de 2011

Tengo ganas de tí.

Ella, hábil cortesana, dama impecable de esa, su alta sociedad, de su corte dorada. Y baila, y se rie y echa hacia atras la cabeza y cascadas de pelo y perfume y de nuevo su risa. Y otra vez.... Otra vez tu. Pero no teniamos que volver a vernos... Y siento todo mi dolor. Lo que no se, lo que no he vivido, lo que ahora me falta. Para siempre. ¿Cuantos brazos te han estrechado para convertirte en lo que eres? Cuanta razon tienes. Que cierto es. Que importa. Al fin y al cabo, ella no me lo dira, por desgracia. Por eso me quedo en silencio. Y la miro. Pero no la encuentro. Entonces voy a buscar esa pelicula en blanco y negro que ha durado dos años. Toda una vida. Esas noches pasadas en el sofa. Lejos. Sin conseguir darme una explicacion. Arañandome las mejillas, pidiendo ayuda a las estrellas. Fuera, en el balcon, fumando un cigarrillo. Siguiendo despues ese humo hacia el cielo, arriba, mas arriba, mas aun... Alli, donde precisamente habiamos estado nosotros. Cuantas veces he nadado en ese precioso mar nocturno, me he perdido en ese cielo azul, llevado por los efluvios del alcohol, por la esperanza de encontrarla otra vez. Arriba y abajo, sin tregua. Por Hydra, Perseo, Andromeda... Y abajo, hasta llegar a Casiopea. La primera estrella a laderecha y despues todo recto, hasta la mañana. Y otras muchas. Y a todas les preguntaba: "¿La habeis visto? Por favor...he perdido mi estrella. Mi isla, que no existe.¿Donde estara ahora? ¿Que estara haciendo?¿Con quien?" Y a mi alrededor, ese silencio de esas estrellas entrometidas. El ruido molesto de mis lagrimas agotadas. Y yo, estupido, buscando y esperando encontrar una respuesta. Dadme un porqué, un simple porqué, cualquier porqué. Pero que idiota...ya se sabe, cuando un amor se acaba se puede encontrar todo, excepto un porqué.


F.Moccia.

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